Contacté con él, me comentó que no había estado con nadie y me
dije: pues cómo sería estar con él...
A lo que me respondí: sería algo inquietante por supuesto, estresante,
torpe; pero al tiempo bonito por apreciar como ambos estamos inseguros pero
pretendemos hacerlo todo bién, con cautela.
Y una vez se ha inicido el acto, por fuere quien fuere, mas bién
entre los dos, dejarse llevar por el acompasado movimiento de la pasión.
Pensando entre líneas: Tampoco uno se va a “dejar hacer”
porque no lo haya experimentado. Digo yo que pondrá cada uno de su parte.
Imagino como mis manitas tímidamente quieren apreciar cada
centrímetro de su torso y mi cuerpo estresa.
Pues tengo muy presentes sus ojos, y el observarlos mientras le acaricio,
me trasmiten todo lo que está sintiendo. Esa inquietud, ese exacerbar, esa
súbita excitación que va en crechendo. Él paralizadito, y esos ojitos que a penas parpadean,
insinuando que mis manitas procuren seguir otorgándole esa intranquilidad.
Coger el borde de su camiseta con mis manitas y despojarle
tímida y lentamente de la misma. Mirarle nuevamente a sus ojitos, acariciar su
rostro y dar un leve beso en sus finitos y firmes labios. Entonces descender
con los mios, mientras él permanece depié, por su cuellecín, tu pecho y
pequeños pezoncines lamiéndoles agitadamente, y seguir descendiendo hasta
toparme con su pantalón. Desabrochar azarosamente su acinturado pantalón y
descenderlo hasta quitárselo. Seguidamente lee abrazaría, dejando mis manitas le
atrajesen a mi por su espalda, recorriendo su rostro con finos besos y
lamentoncines en orejitas y cuellín.
De ahí al besarle
intensamente en los labios y guiarte inconscientemente a la camita, en lo que
él toparía de imprevisto con el borde y haría por acomodarse con mi ayuda al
situar una almohadita tras su nuca. Seguidamente me sentaría sobre él dejando
que mis labios se enredasen pasionalmente con los suyos, y mi sexo presionase
con intermitencia su turgente sexo cada vez más intensamente, hasta describir
circulines que nos llevasen a entrar en calor. Apreciar en ese instante como el
contacto de nuestras pieles es gelatinoso, piel con piel, como si de pegatinas
se tratasen. Me descubriríaa entonces yo, alzando mi vestido y seguiría
besándole. Desciendo, me ubico en su pelvis, la recorro con besines mientras
presiono su sexo con una de mis manitas, mientras la otra acaricia su torso. En
ese instante me detiene, le entusiasma la idea de que lama su sexo, pero creé
que merecería la pena llegar a mayores ...
Al detenerme pienso que está inquieto equivocadamente, y le
miro algo extrañada. Con esto comenta: - me gustaría que pasase contigo...- En
ese momento mi rostro le sonríe confidencialmente y me pongo algo nerviosa
aunque no más que él. Ambos permanecemos
un rato callados, hasta que le pregunto si tiene protección. Resulta que no.
Entonces me mira y dice algo serio: - no, no tengo... - Pero yo sigo
insistiendo: - no hay por aquí alguna farmacia super o algo?- Me comenta
secamente que si, sin saber que más decir en ese momento. Pero de un a otro instante sus palabras solas se hilan,
me describe presurada y perfectamente dos o tres sitios donde puedo encontrar
lo que buscamos, súbita se queda callado. Le digo: - Vale. Mira me pongo el
vestidín y vuelvo. Pero... me prestas un par de euros, porq yo no tengo dinero
- . Se mueve lentamenta, está muy inquieto y me da cinco eurines. Mientras el
permanece en casita con sus boxers descolocados caminando de lado a lado, voy a
la calle.
No tardo nada, enseguida me oye timbrar. Le manifiesto mi
inseguridad comentándole que no se muy bién cómo se usan los preservativos,
estamos ambos bien despiertos y nos sentamos en la camita. Ambos decidimos
centrarnos en el globete y su uso, estamos seguros de cómo se pone. Lo cojo con
mis manitas pero sucede algo, no está erecto, entonces decido dejar el globete en la mesita encima de su
envoltorio. Tumbo su aparente calmado cuerpo en la camita y le vuelvo a besar.
Ahora lo besos son más pasionales, menos recreativos, presuradamente desciendo
con mis besines y deslizo mi lenguecita de abajo arriba, de la base de su pene
hasta su uréter, dos tres veces. Luego me detengo en la puntita con mi lenguecita juguetona miemtras sostengo el cuerpo de
la misma con mi mano. Noto que se inquieta, su pelvis describe cierto movimiento
con que intenta propiciar mi boquita acepte su pene como golosina. Entonces
chupo su rosado y robusto pene intensamente, como si de un polito que se está
deshaciendo se tratase. El movimiento es cada vez mas agitado y de sopetón su
colita se despojada de ese calorcito abrumado, algo fresquito la toca. Es el
globete que le intento poner, me veo algo azarosa, pero lo logro.
En ese momento le miro y espero que observe que todo está como
tiene que estar, nos miramos complacientes, estamos entusiasmados y queremos
amarnos. Seguidamente sin a penas pensar me sitúo sobre él y le comento que me
da un poco de miedo. Él no sabe cómo reaccionar y me besa, acaricia mi
espaldita y lame mis orejitas con detenimiento, deja que su sexo se acomode en
el mío despacito, en lo que mi manita se apróxima a esa zona facilitando que su
sexo encuentre su lugar. Y bien, antes de dejar que me penetre le susurro tras
su nombre: -despacito... – y no podía
ir más despacio. El contacto al principio es extraño a penas nota gusto alguno hasta
que su pene está por completo dentro de mi. Entonces nos inunda un calor insostenible y deseamos se
difumine, nuestros sexos se separan con sutileza y ambos sentimos en ese
momento más y más placer. El movimiento se hace asiduo, unas veces parecen
nuestros cuerpos entenderse otras no, pero la pasión persiste y el placer cada vez
es mayor. Estamos inmersos en un mar de cálidas agüitas, dos cuerpecines
pequeñitos empapados de sudor, dos oscuros cabellines relucientes en la noche. Y a término un gemidito estrepitoso y una respiración pronunciada ponen
fin a ese acontecimiento de pasión
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