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Espero al leer os identifiqueis con ciertas sensaciones descritas aunq de un modo muy personal. Y así, mediante vustra identificación, podais mirar el pasado e ilustraros retrospectivamente con momentos conmovedores. Así como, si aun no creeis haber experimentado esas vivencias, os mostreis más receptivos a cierta estimulación ante la cual habitualmnte parecemos adormecidos.

"Hay un mundo más allá de la mera experiencia sensorial-fisiológica"

9.25.2012

También tengo mis fantasías le comenté:


Contacté con él, me comentó que no había estado con nadie y me dije:  pues cómo sería estar con él... A lo que me respondí: sería algo inquietante por supuesto, estresante, torpe; pero al tiempo bonito por apreciar como ambos estamos inseguros pero pretendemos hacerlo todo bién, con cautela.  Y una vez se ha inicido el acto, por fuere quien fuere, mas bién entre los dos, dejarse llevar por el acompasado movimiento de la pasión. 

Pensando entre líneas: Tampoco uno se va a “dejar hacer” porque no lo haya experimentado. Digo yo que pondrá cada uno de su parte.

Imagino como mis manitas tímidamente quieren apreciar cada centrímetro de su torso y mi cuerpo estresa.  Pues tengo muy presentes sus ojos, y el observarlos mientras le acaricio, me trasmiten todo lo que está sintiendo. Esa inquietud, ese exacerbar, esa súbita excitación que va en crechendo. Él paralizadito, y esos ojitos que a penas parpadean, insinuando que mis manitas procuren seguir otorgándole esa intranquilidad.

Coger el borde de su camiseta con mis manitas y despojarle tímida y lentamente de la misma. Mirarle nuevamente a sus ojitos, acariciar su rostro y dar un leve beso en sus finitos y firmes labios. Entonces descender con los mios, mientras él permanece depié, por su cuellecín, tu pecho y pequeños pezoncines lamiéndoles agitadamente, y seguir descendiendo hasta toparme con su pantalón. Desabrochar azarosamente su acinturado pantalón y descenderlo hasta quitárselo. Seguidamente lee abrazaría, dejando mis manitas le atrajesen a mi por su espalda, recorriendo su rostro con finos besos y lamentoncines en orejitas y cuellín.

 De ahí al besarle intensamente en los labios y guiarte inconscientemente a la camita, en lo que él toparía de imprevisto con el borde y haría por acomodarse con mi ayuda al situar una almohadita tras su nuca. Seguidamente me sentaría sobre él dejando que mis labios se enredasen pasionalmente con los suyos, y mi sexo presionase con intermitencia su turgente sexo cada vez más intensamente, hasta describir circulines que nos llevasen a entrar en calor. Apreciar en ese instante como el contacto de nuestras pieles es gelatinoso, piel con piel, como si de pegatinas se tratasen. Me descubriríaa entonces yo, alzando mi vestido y seguiría besándole. Desciendo, me ubico en su pelvis, la recorro con besines mientras presiono su sexo con una de mis manitas, mientras la otra acaricia su torso. En ese instante me detiene, le entusiasma la idea de que lama su sexo, pero creé que merecería la pena llegar a mayores ...

Al detenerme pienso que está inquieto equivocadamente, y le miro algo extrañada. Con esto comenta: - me gustaría que pasase contigo...- En ese momento mi rostro le sonríe confidencialmente y me pongo algo nerviosa aunque no más que  él. Ambos permanecemos un rato callados, hasta que le pregunto si tiene protección. Resulta que no. Entonces me mira y dice algo serio: - no, no tengo... - Pero yo sigo insistiendo: - no hay por aquí alguna farmacia super o algo?- Me comenta secamente que si, sin saber que más decir en ese momento. Pero de un  a otro instante sus palabras solas se hilan, me describe presurada y perfectamente dos o tres sitios donde puedo encontrar lo que buscamos, súbita se queda callado. Le digo: - Vale. Mira me pongo el vestidín y vuelvo. Pero... me prestas un par de euros, porq yo no tengo dinero - . Se mueve lentamenta, está muy inquieto y me da cinco eurines. Mientras el permanece en casita con sus boxers descolocados caminando de lado a lado, voy a la calle.

No tardo nada, enseguida me oye timbrar. Le manifiesto mi inseguridad comentándole que no se muy bién cómo se usan los preservativos, estamos ambos bien despiertos y nos sentamos en la camita. Ambos decidimos centrarnos en el globete y su uso, estamos seguros de cómo se pone. Lo cojo con mis manitas pero sucede algo, no está erecto, entonces decido dejar el globete en la mesita encima de su envoltorio. Tumbo su aparente calmado cuerpo en la camita y le vuelvo a besar. Ahora lo besos son más pasionales, menos recreativos, presuradamente desciendo con mis besines y deslizo mi lenguecita de abajo arriba, de la base de su pene hasta su uréter, dos tres veces. Luego me detengo en la puntita con mi lenguecita juguetona miemtras sostengo el cuerpo de la misma con mi mano. Noto que se inquieta, su pelvis describe cierto movimiento con que intenta propiciar mi boquita acepte su pene como golosina. Entonces chupo su rosado y robusto pene intensamente, como si de un polito que se está deshaciendo se tratase. El movimiento es cada vez mas agitado y de sopetón su colita se despojada de ese calorcito abrumado, algo fresquito la toca. Es el globete que le intento poner, me veo algo azarosa, pero lo logro.

En ese momento le miro y espero que observe que todo está como tiene que estar, nos miramos complacientes, estamos entusiasmados y queremos amarnos. Seguidamente sin a penas pensar me sitúo sobre él y le comento que me da un poco de miedo. Él no sabe cómo reaccionar y me besa, acaricia mi espaldita y lame mis orejitas con detenimiento, deja que su sexo se acomode en el mío despacito, en lo que mi manita se apróxima a esa zona facilitando que su sexo encuentre su lugar. Y bien, antes de dejar que me penetre le susurro tras su nombre:  -despacito... – y no podía ir más despacio. El contacto al principio es extraño a penas nota gusto alguno hasta que su pene está por completo dentro de mi. Entonces nos inunda un calor insostenible y deseamos se difumine, nuestros sexos se separan con sutileza y ambos sentimos en ese momento más y más placer. El movimiento se hace asiduo, unas veces parecen nuestros cuerpos entenderse otras no, pero la pasión persiste y el placer cada vez es mayor. Estamos inmersos en un mar de cálidas agüitas, dos cuerpecines pequeñitos empapados de sudor, dos oscuros cabellines relucientes en la noche.  Y a término un gemidito estrepitoso y una respiración pronunciada ponen fin a ese acontecimiento de pasión

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