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Espero al leer os identifiqueis con ciertas sensaciones descritas aunq de un modo muy personal. Y así, mediante vustra identificación, podais mirar el pasado e ilustraros retrospectivamente con momentos conmovedores. Así como, si aun no creeis haber experimentado esas vivencias, os mostreis más receptivos a cierta estimulación ante la cual habitualmnte parecemos adormecidos.

"Hay un mundo más allá de la mera experiencia sensorial-fisiológica"

8.07.2010

Carta 41:

Las acciones imprudentes nos conducen a desenlaces inesperados, innoportunos. Momentos angustiosos  que pretenden desgastar nuestros ojos mediante un ardiente y silencioso llanto descomponiendonos por dentro y reconfigurando los rasgos de nuestro rostro describiendo una caricatura grotesca, la cual revela cuanta angustía fue contenida durante un breve pero interminable tiempo. Una angustía que proviene de ese acto oportunista, un acto imprudente cosechado atisbando el placer, mas tan solo por contemplar calidez. Un acto que te invitará a la autojuzgación, parecía que lo ibas buscando, como no pensaste en el desenlace en otros momentos semejantes, cuantos actos culminaron y fueron de igual modo creados por tan solo satisfacer tu deleite; una autojuzgación rapida que tan solo se corresponde con el "castigo", aquel desenlace inesperado que atormentará a tu conciencia impetuosamente mientras hablas, comes, ves la tele, estudias, y mientras, en el peor de los momentos,  cuando rabiosamnte se obceca en tu mente ese suceso mientras mantienes en letargo todos tus sentidos; una juzgacíón a la que se une ferozmente la angustia, el llanto, que  nuevamente quieren ostigar a tu cognición:  por qué tuvo que pasar,   como podría evitar pensar en ello, me ahoga... quizá deba ponerme una peli, y mañana, a caso volvera ese angustioso momento. Las lágrimas recubren el rostro y la conciencia solo quiere olvidar, pero este olvido parece no divisarse próximo. Podría seguir viendo la tele como un telespectador en coma, un coma en que tan solo sobrevive un suceso, aquella escena mordaz que te angustía y se pronuncia con un silencioso llanto al que jamás daran amparo...

Respirar ondo y seguir tratando de olvidar es lo que queda, mas la angustía intermitentemente contenida me aclama sin prorroga posible. Un placer que creo uno debe consentirse, el desahogarse en esa oscura inmensa y silenciosa noche sobre la cama, en que encontraremos amparo en nuestro acompañante nocturno...

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