Las horas pasaban sin querer ser apreciadas. Algún quehacer me apelaba, pero quisiera no atenderlo. Ignoro de nuevo el transcurso del tiempo, estimo que pase el momento tendida sobre la cama, mirando al techo apreciando como una cubierta azulada me hace desesperar, decido apagar aquel deslumbramiento. Mas mis globos oculares se mueven sin cesar, comienzo a exasperar, abro, cierro… abro, cierro… hasta saciarme por atisbos de ceguedad. Repentinamente me inunda la insonoridad brevemente, un sonido grave comienza acechar. Oigo la monotonía de la angustia, un tic-tac, no quiero despertar de aquel letargo del oír. El tiempo hostigante a mi conciencia despierta. El quehacer me llama de nuevo, mostrando ya su enfurecimiento. Tengo que decidir, actuar. Pronto! no quiera errar, herir, hacer ilusionar, desear … Mi decisión precipitadamente se trazó en un par de palabras. Mi corazón no atendió a la agitación que quiso dictar mi conciencia, no pude atender a lo que ha de prevalecer, el placer nos conmueve… Así desganada tomé de la mano al deber, me sumergí en la aturdidez.
Inmersa en la intranquilidad me vi, mas acompañada por un alma que a mi persona traía la calma por la cual quise volver a percibir. Tomé su mirada como guía, entonces nos deslizamos sobre una verde explanada humedecida por el lloro previo de las nubes. Nuestros pies quedaron encharcados y nuestra retaguardia necesitaba calma, asíque decidimos tomar asiento sobre aquella hierva mojada. Nuestras nalgas aunque mojadas quedaron relajadas y nuestros cuerpos quisiéronse posar también por acompañar a aquellas cansadas culatas. De un momento otro nuestras manitas se vieron entrelazadas, quisiéramos percibir juntos un estimulo, quisiéramos ser dos en uno. Posó sus labios sobre los míos, mas mi persona no era capaz de procesar lo que estaba sucediendo, se estremeció. De nuevo quise ignorar al quehacer, mas ahora presente quisiera tener al tic-tac. De hiel hablamos? No! aunque mis palabras se trazaron desalentadoras… juguetonas. ¿Qué es…? Simplemente aturdidez, aturdidez! ¿en de…? prefiero no entender el porque.
El reloj me hizo un favor, mas la angustia persistió.
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