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Espero al leer os identifiqueis con ciertas sensaciones descritas aunq de un modo muy personal. Y así, mediante vustra identificación, podais mirar el pasado e ilustraros retrospectivamente con momentos conmovedores. Así como, si aun no creeis haber experimentado esas vivencias, os mostreis más receptivos a cierta estimulación ante la cual habitualmnte parecemos adormecidos.

"Hay un mundo más allá de la mera experiencia sensorial-fisiológica"

4.21.2010

Carta 32:

Cual ser insignificante le ve como un gigante. Comienza por fijarse en su anatomía, en conjunto pareciendo ensalzar una esbelta, robusta y fuerte colina. Sus ojos de pies a cabeza le contemplan cosificandola en el ascenso por la desmesura que aprecian. Al llegar a observar la dotación de insignificantes labios algo la alienta. Quisiera tocarlos!. La dejan boqueabierta y en la incertidumbre de apreciar algún otro rasgo caracterizado por la pequeñez en su rostro, más su pupila no lo aprecia y redime a desalentarla, cosificarla.

En la pequeñez inmersa la remuerde la concienciencia por el no poder inhibir el percibir aquellos finitos y pequeñitos labios. Estos la alentaron tanto que en su  mente han quedado grabados. No puede desquitarse del querer palparlos, besarlos ..., no puede dejar que su consciencia los contemple, no puedo no!. Cuanto más intenta desechar la visión de ellos, centrando su atención cognostiva sobre aquel gigante cuerpo, en su mente quedan más enclaustrados aquellos insignificantes labios.

Poder confiere más aun su boca, como si de una pesadilla se tratase, una imagen que consigue angustiarla por el no poder desquitarse de recordarla.  La lleva a la cama, se siente cansada ...Tumbada yace ante la presencia incesante de los Labios, aquellos cuan la atacan. De lado a lado recorre la joven la cama, vuelta y vuelta, más aun la angustia hace presencia, se desespera . Decide bajarse de la cama y de cuclillas postrada se la ve arrinconada .

A su derecha acecha una espesa sombra, algo gigante se acerca a la esquinita donde la pekeña se encuenta. La joven lleva sus pequeñas manos a la cabeza queriendo evitar que algo la contemple, tiene miedo. Pero comienza a hacerse presente un gigante cuerpo a medida que la imagen de aquellos labios parece cesar de atosigarla. Insospechadamente cae en la comodidad, en el aprecio de aquella enorme figura.

Era pues la que contemplo en un comienzo y ahora la tiene de nuevo presente. Lo único que quiere su mente es contemplar la grandeza de aquel personaje, y lo hace. Pero sacia su pupila al irse sintiendo de nuevo pequeñita. Entonces le viene el atosigante momento que pasó cuan del recuerdo de los finitos labios se trataba. Decidio entonces poner fin a la angustia, se llenó de valor e impulsivamente tomó carerilla y provista de unas pekeñitas alas se vió, mas ni se inmuto hasta posar sus pequeñitos labios en los de aquel gigante que de un momento a otro inmerso en la cosificación se vió.


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