Parece venírsete todo encima;
mala noticia, tras mala noticia,
Y una aletargante voz de fondo
intentando transmitirte una tranquilidad
que en tu infranqueable conciencia
jamás penetrará.
Nuevamente esa sensación de
congoja, asfixia y ganas de llorar.
Siempre sumido en el inconsolable penar.
No ha de venir!
Todo palabras retóricas de desaliento...
¿Mala suerte? ¿Castigo? Y el ¿Por qué?
Gritar quieres: ¡no puedo más!
Hundiéndote entres tus rodillas
sin a penas poder respirar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario