Carta 26:

Jugando a un juego me percaté. Alex Kid llamábase.

Él, pequeño don aire humilde, quien las aventuras en el juego emprendía fue pues el q me alerto del verdadero sentido q ha de tomar el camino emprendido en nuestra vida.

Tratábase, en un comienzo, de obtener tanto saquitos de oro como pudiese. Mas, para qué el adquirir ese tesoro si uso no haremos de él.

Pasando dos etapas del juego, el nivel se complicaba. Entre sórdidos caminos q escondían intrincados pasajes Alex Kid tenia q pasar, para seguir obteniendo aquellas bolsitas de oro.
De nuevo llegó al fin de otra etapa, pero me hizo preguntarme de nuevo para q recaudar ese tesoro.

Comenzó la nueva etapa en que los senderos intrincados obstruían el paso del pequeño e impedían q este recaudase de forma fácil el oro.

Seguía caminando el humilde aventurero, en lo q se encontró con un ser malvado q su vida atrapó, redimiéndole al comienzo del esa etapa.

Alex Kid por vencido no se dio, e intrigado por la aparición de aquel ser, q le desproveyó de vida momentáneamente en la etapa, con más entusiasmo e interés emprendió su camino, hasta toparse de nuevo con él. Preguntose entonces el q tenia q hacer y se dijo q usar su roro en la compra de algún poder para acabar con el ser malvado. Matándole a otra etapa pasó.

Pero de nuevo me volví a preguntar para qué el obtener ese dinero, por qué el enfrentarse a seres malvados q ya se presentaban al termino de cada etapa.

Juntos seguimos recorriendo esos intrincados e inhóspitos pasajes, enfrentándonos a esos extraños seres. Hasta dar fin a las etapas del juego y darse cuenta Alex Kid de q su aventura emprendida consistía en la satisfacción personal y el reconocimiento de haber sabido recorrer esas sendas y enorgullecerse del haber liberado a su primo en el castillo de los seres malvados en el q se encontraba atrapado; de aquellos seres q obstaculizaban la comodidad, mas solo consciente, de en su aventura.

La Nena Kenni